Los fanáticos de la lucha libre profesional saben desde hace mucho tiempo que el término “retiro” se toma con cautela. Si Ric Flair se sale con la suya, a sus 74 años y a pesar de haber competido por última vez en un evento llamado literalmente Ric Flair’s Last Match en 2022, volvería a salir de inmediato.
Apareciendo en el episodio más reciente de “Insight with Chris Van Vliet“, Flair reflexionó sobre su último combate, una pelea en parejas junto a su yerno Andrade El Idolo contra el equipo de Jay Lethal y Jeff Jarrett, y habló de cómo se preparó, cómo fue todo, qué se podría haber hecho diferente y si realmente fue la última vez que compite.
“Todo salió genial, incluidas las 9.000 personas que reunimos allí, que es más de lo que WCW o WWE habían tenido en [el Auditorio Municipal de Nashville] mucho tiempo”, dijo Flair. “Bajé la rampa y, supongo que una combinación de nerviosismo y todo eso, empezó bien. Luego, de repente, no sé, me mareé por un segundo”.
El bienestar de Flair, quien sobrevivió a un grave problema de salud en 2017, fue una prioridad para todos los involucrados en el evento, por lo que cuando indicó que algo no se sentía bien, algunos esperaron lo peor.
“Cometí el error de decirle a uno de los muchachos: ‘No me siento bien'”, explicó. “Todos pensaron que estaba hablando de mi corazón o algo así… Me mareé mucho, ¿sabes? Estuve entrando y saliendo durante toda la lucha”.
El espectáculo debe continuar, pero ¿por cuánto tiempo?
Cuando se le preguntó si ese fue realmente su último combate, “The Nature Boy” se apresuró a decir:
“Oh Dios, quiero volver a luchar ahora mismo”. Pero en lugar de hacer grandes planes para otra salida final, se compara con otro luchador mayor y señala una forma en que su último combate actual podría haber sido mejor.
“Me siento genial. ¿No es una locura?” Flair reflexionó. “Siento que Ricky Morton, el tipo que debería haber elegido para mi último combate, hubiera sido genial, Ricky Morton todavía está luchando”.
Ya sea que haya sido su última lucha o no, Flair ve la experiencia como algo muy positivo, aunque solo sea por la rutina de ejercicios a la que lo llevó, aunque eso no le quitó gran parte de la fiesta.
“[Los entrenadores] me dieron un gol y simplemente lo ataqué”, dijo. “No dejé de beber ni nada, pero literalmente entrenaba tres horas al día, cinco días a la semana, en el ring… Subí mi press de banca a dos y un cuarto. Quiero decir, pasar de estar muerto a todo eso fue genial”.
